
Se acaba la eternidad, lo saben
apresúrate entonces, ven, márcame,
devora estos deseos impúdicos
con el perfil de tu sonrisa colorada.
Emprende en tiempo violento
la cabalgadura sobre este cuerpo,
recita si murmullos de verbos
entre los pliegues de los adentros.
Y en el lugar donde nadie es dueño
deposita semillas nacidas en silencio,
que agonice la piel en un -te quiero;-
oleaje entre fluidos saciados, andantes .
Siembra urgencia en tierra florida,
que el insoportable vacío se estremezca
en el desgarre espontáneo de un verso,
en la nieve de frío de un amor verdadero.
Penetra muy suave esa flor del desierto,
que florece encorvada de miedos;
va creciendo el instante, de testigo Dios
es el cielo, infierno, es amor... que sé yo.
Vero Gtz C.
México D.F./ Dallas Tx
05/Julio/08
21:45
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